sábado, 20 de junio de 2009

IV- EL EMPERADOR

El Emperador es la manifestación de lo noble, soberano y terrenal. Por sus venas corre sangre roja, el germen venido de las estrellas. El es el símbolo por excelencia, del poder temporal en el mundo material. Sus acciones se realizan en consciencia y en el respecto de las leyes universales. En su mano derecha sostiene una espada, el atributo con que vence y transmuta los cuatro elementos y domina la vida y la muerte de sus semejantes. Pose una gran carisma y da confianza y protección a los demás. En el plano espiritual, significa la realización eterna de las virtudes contenidas en la esencia Absoluta. - De todas maneras, la causa de las causas, el principio en sí, queda para nosotros ignorado, puesto que pertenece al infinito y el infinito, lo ilimitado, no puede ser abarcado por nuestro cerebro limitado - (Arnoldo Krumm-Heller). El collar que lleva simboliza sucesión de los mundos. Las piedras preciosas del collar están unidas y transferidas en su interior por un hilo sutil, que liga a todos los seres y estados en una esencia común. Sobre su cabeza está dibujado el signo de águila, cuya mirada penetrante y su existencia imperturbable simbolizan la fuerza, majestad y realeza. El número cuatro que asigna a esta lámina, indica los cuatro puntos cardinales en sentido espacial y las cuatro estaciones en sentido temporal. El numero tres es “Verdad”, el cuatro “Realidad”. El cubo representa la solidez, la estabilidad y la practicidad. Desde el punto de vista astrológico, el numero cuatro es la materia manifestada, lo realizado, la ley cumplida. Ejecución de las acciones que uno debe efectuar en su vida.

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