sábado, 20 de junio de 2009

ΓΝΩΘΙ ΣΕΑΥΤΟΝ

Cuando un amigo me invitó a participar en la exposición de las obras visuales de formato pequeño, en una celebre galería de Barcelona, me sentí elogiada, pero por otro lado estancada y sin inspiración. “Haz algo místico, sensible, intangible, secreto”…dijo. Empecé a interiorizar, cual ere mi lectura de estas palabras; y espontáneamente aparecieron las imágenes caballerescas de los tiempos remotos. Las reconocí como las Cartas Tarot y decidí a pintar mí propia versión. Cartas Tarot se revelan como una ordenanza simbólica que corresponde a la lectura de la propia vida. No obstante, son una herramienta valiosa de autoconocimiento; un viaje al oculto en los repliegues más profundos de nuestro ser. Entenderse a si mismo, es entender el mundo. Los mensajes que transmiten, nos enseñan la trayectoria que llevan nuestros propios pasos.

XIX - EL SOL

En el símbolo del sol se manifiesta la clave de la procreación. Padre Creador del Universo, como se le identificaba en todas las religiones antiguas, Sol, fuente existencial, rige la vida mediante dos energías que deriva: luz y calor. Símbolo de poder y de la realeza, en alquimia se le asocia al oro, en hermetismo al fuego. Es la imagen visible de lo trascendente y transmutante: transforma lo sólido en líquido y lo líquido en gaseoso. Representa el espíritu en paz, amor puro, felicidad y alegría. Radiación interior permite vencer todos los obstáculos. Los iniciados, los portadores de la verdadera conciencia fraternal, los que han desvuelto el ego, serán absorbidos por la verdad suprema. Percibirán la paz, porque en sus vidas los conflictos no existen. Percibirán la felicidad y el amor, la condición existencial de la creación universal. Debajo del sol se halla la pirámide suministrada con sus dotes místicas y sobrenaturales. La energía cósmica reubicada en su interior actúa como catalizador y elimina las energías negativas. Pirámide es la personificación del lugar del reposo eterno, el fin del sufrimiento procedente del apego y repetidos intentos por encontrar algo duradero en la vida impermanente. Transmite la idea de fin de ciclo. La guardiana del secreto de la pirámide es la Esfinge. De ascendencia divina, la Esfinge cantaba sus enigmas. Tiene una apariencia andrógena: cabeza y pechos de mujer, cuerpo de león, alas de ave. Estaba orientada al culto solar y simbolizaba la sabiduría.

XVII - LAS ESTRELLAS

Desde siempre, el hombre ha observado la cúpula celeste como un punto de referencia y como una guía para sus propias inquietudes y necesidades. Pueblos arcaicos alrededor del mundo, han asociado las estrellas y los patrones que ellas hacen en el firmamento, con las aventuras y acontecimientos de dioses. Las estrellas encarnan la creación eterna, la fuente de vida, la belleza, la felicidad y el espíritu dotado de esperanza que acompaña al hombre a lo largo de su búsqueda reveladora. Sobre la cabeza de la doncella aparece una estrella de ocho puntas, que encarna a Ishtar, la "benévola" madre-diosa de los Caldeos, la personificación divina del planeta Venus. El símbolo de Venus dentro de la estrella manifiesta el estado del amor, el único factor creativo que puede producir una transformación en uno mismo y en la humanidad. Alrededor suyo se iluminan las siete Pléyades ("palomas" en griego), un grupo de etrellas muy jóvenes, en cuyo ciclo anual los Mayas fundaron, Tzolkin, su calendario sagrado. Siete estrellas, como “Las Siete Hermanas”, potencian la expansión del amor. Las estrellas son la gran inspiradora para los creadores, la fuente infinita donde la luz está al servicio de la revelación interior. Esta luz se manifiesta para dar un nuevo sentido a la vida de la iniciada, que ha puesto el orden a su propia existencia. Este cambio influye en la consciencia total de los seres humanos y tiene una relación extraordinaria con el universo.
“Cuando uno es luz para si mismo, esa luz es la luz de todos los demás” – J. Krishnamurti

V - EL HIEROFANTE o EL GUARDÍAN DEL SECRETO

EL Hierofante es el guardián de lo sagrado. Es un hombre sin patria, que ha abandonado su ego, saliéndose de la corriente. Su mente está libre; percibe la paz a través del orden y de la virtud que impera en su vida. El Hierofante es un maestro espiritual, otorgado de transmisiones, mensajes y revelaciones que ejecuta. Viste un hiton blanco y un himation dorado. "El halo del sol", una corona luminosa rodea su cabeza. Esta aura, brillo extracorporal, aparece entre aquellos pocos perseverantes capaces de ligar con lo metafísico. Encarna sabiduría, sentido de lo sagrado, la armonía, la iluminación. Una estrella de cinco puntas ilumina al maestro. El número cinco, simbólicamente posee grande importancia en la cosmología. En muchas tradiciones son los cinco elementos que conforman el mundo sensible o elementos mundanos. La estrella de cinco puntas es un símbolo de cinco rostros de Shiva; el Sello de Salomón, que simboliza la sabiduría sobrehumana y el gobierno por gracia divina, tiene por esquema el pentagrama estrellado. La escuela de los pitagóricos se llamaba Pentagrama; y por fin el pentagrama es el signo del Hombre. Bajo los pies de Hierofante nada un pez en el agua. Pez metafóricamente posee fuertes aspiraciones espirituales. Des de las épocas paganas se rendía el culto a este símbolo: al Pez Madre en la cuenca del Danubio (seis mil años a.C.); pez como una manifestación de Vishnu, salvó a la humanidad de la Gran Inundación; o el símbolo del pez cuya palabra en griego “Ichthus” representaba las siglas en clave, de su identidad: Iēsoûs Christós Theoû hYiós Sōtér. El agua se asocia a la receptividad, apertura y origen de toda la vida. Es el símbolo de purificación.

III - LA EMPERATRIZ o ISIS SIN VELO

La Emperatriz representa el más alto poder temporal, lo real y la nobleza investida por el cielo. Encarna el ideal femenino en su pureza, belleza y creatividad; su reinado es interior, secreto, pero verificable. La dama, por sobre todas las cosas, es la esposa del emperador. Resplandece el amor de madre y el amor universal. En su mano derecha sostiene el cetro con cinco brazales expresión de su poder ilimitado y su rango. En su mano izquierda se posa una manzana con alas blancas, símbolo de resucitación; y luz blanca, la protectora de los procesos alquímicos. La corona que lleva es el atributo de la divinidad y realeza que define su influencia y poder en los planes temporales y sacrales.
En la parte superior de la lámina se manifiesta la copa. En ella se recoge la más preciosa de los líquidos: el soma de los dioses hindúes; la ambrosía de los dioses del Olimpo; el agua del dios griego Hermes, encerrada en el Vaso del Arte a partir de la cual los alquimistas obtenían la piedra filosofal. La copa del Grial contiene la sangre de Cristo, esencia de la vida, que simboliza elevación hacia la santidad, puesto que aquellos que emprenden su búsqueda, tan sólo tendrán éxito si manifiestan una absoluta pureza de corazón. Numero tres de la lamina es el símbolo de lo perfecto. Para los cristianos, al igual que para los judíos, la divinidad está representada por la Trinidad. El budismo muestra la Triple Joya: el Buda, el Drama y el Sangha, el hinduismo a: Brahma, Vishnú y Shiva. El apodo del Hermes Trismegisto, en cuyas enseñanzas se basa Hermetismo, significa “tres veces grande”. En la tradición Masónica los tres primeros grados se llaman “simbólicos”.

IV- EL EMPERADOR

El Emperador es la manifestación de lo noble, soberano y terrenal. Por sus venas corre sangre roja, el germen venido de las estrellas. El es el símbolo por excelencia, del poder temporal en el mundo material. Sus acciones se realizan en consciencia y en el respecto de las leyes universales. En su mano derecha sostiene una espada, el atributo con que vence y transmuta los cuatro elementos y domina la vida y la muerte de sus semejantes. Pose una gran carisma y da confianza y protección a los demás. En el plano espiritual, significa la realización eterna de las virtudes contenidas en la esencia Absoluta. - De todas maneras, la causa de las causas, el principio en sí, queda para nosotros ignorado, puesto que pertenece al infinito y el infinito, lo ilimitado, no puede ser abarcado por nuestro cerebro limitado - (Arnoldo Krumm-Heller). El collar que lleva simboliza sucesión de los mundos. Las piedras preciosas del collar están unidas y transferidas en su interior por un hilo sutil, que liga a todos los seres y estados en una esencia común. Sobre su cabeza está dibujado el signo de águila, cuya mirada penetrante y su existencia imperturbable simbolizan la fuerza, majestad y realeza. El número cuatro que asigna a esta lámina, indica los cuatro puntos cardinales en sentido espacial y las cuatro estaciones en sentido temporal. El numero tres es “Verdad”, el cuatro “Realidad”. El cubo representa la solidez, la estabilidad y la practicidad. Desde el punto de vista astrológico, el numero cuatro es la materia manifestada, lo realizado, la ley cumplida. Ejecución de las acciones que uno debe efectuar en su vida.

XX – LA REVELACIÓN o EL JUICIO

La paloma encarna el espíritu intuitivo, estados sutiles del ser y anuncia al despertar de la conciencia. En los tiempos remotos, después del Diluvio Universal, la paloma regresó con una ramita de olivo en el pico, anunciando que la paz había vuelto a la tierra. Proviniendo de lo más profundo del inconciente colectivo de la humanidad de todos los tiempos y lugares del mundo, el ave se estableció como el símbolo de la liberación y trascendencia. La paloma, más cosmopolita de todos los pájaros, es la mensajera de los tiempos devenir; los tiempos en los que el mundo regresará a su fuente. El tiempo es movimiento irreversible; para marcar el tiempo de las acciones es imprescindible estar en el instante. La redención humana se logra por la observancia de la ley universal. Cada persona es causante de su propia salvación. Liberando la mente, todo lo viejo conocido llegará a su fin; fácilmente, sin esfuerzo y elección, se encenderá la llama de la nueva conciencia. La pirámide sagrada, la casa eterna de los faraones, se iluminó y apareció "El ojo mágico”. “El ojo de Horus”, dios del cielo, de la luz y la bondad, era capaz de ver todo el mal que existía en el mundo, purificarlo y sanarlo. Su ojo derecho representaba al sol y su ojo izquierdo a la luna. Cuando los abría nacía la luz y cuando los cerraba aparecía la oscuridad. Encarnaba el orden, estabilidad, el estado perfecto. Debajo de la pirámide se apostó dios lunar, Tot, la personificación de la sabiduría; protector de la escritura y la música. Con el aspecto del progenitor del hombre, Tot, escriba celestial, anotaba los pensamientos, palabras y actos de los milenarios egipcios y según la leyenda, pesaba sus almas en una balanza.